Lee este texto y después contesta a las
preguntas. No es necesario escribir los enunciados.
Un negocio ruinoso
4
No hace mucho tiempo, vivía en Tánger un
humilde zapatero remendón que tenía un canario. Un día, mientras estaba
remendando zapatos, un viejo peregrino oyó el canto del pájaro y quedó
fascinado. Se quedó más de una hora mirándolo fijamente, con los ojos y la boca
muy abiertos, y luego empezó a suplicar al zapatero que se lo vendiese, cosa
que este no estaba dispuesto a hacer porque tenía cariño al pájaro.
Pero el peregrino insistió tanto que, al
final, el zapatero aceptó vendérselo por veinte monedas.
El peregrino era pobre, y veinte monedas era
un precio muy elevado para un canario; pero, aun así, reunió el dinero, compró
el pájaro y se marchó.
Pasaron tres días, y el peregrino volvió con
el canario.
–Devuélveme mis monedas y toma tu pájaro.
El zapatero se enfadó mucho al oír aquello.
–Yo no quería vendértelo. Fuiste tú quien
insistió en comprarlo. Y ahora vienes a molestarme otra vez. ¿Qué derecho
tienes a hacer eso?
–El pájaro no canta –le respondió el
peregrino–.
Desde que me lo llevé a casa, se ha quedado
posado en su jaula y no le he oído cantar ni una sola vez.
–Me es igual –dijo el zapatero–. En el trato
que hicimos no pusimos como condición que el pájaro cantase.
Y te repito que yo no quería vendértelo. Así que…
lárgate.
Entonces el peregrino empezó a dar voces, y
se formó un corro de espectadores que querían saber cuál era el problema. Los
dos interesados contaron su historia y en parte porque el peregrino era mayor y
parecía muy furioso, y en parte porque los buenos musulmanes tienen debilidad
por los hombres santos, todos se pusieron en contra del zapatero.
–¿No te da vergüenza? –le dijeron–.
Devuélvele a este pobre hombre sus veinte monedas y quédate con tu pájaro.
Y así lo hizo: le dio al peregrino sus veinte
monedas, con la esperanza de que lo dejara tranquilo.
–Un momento –dijo el peregrino–. Le he dado
de comer a este pájaro inútil durante tres días. Es justo, pues, que me pagues
las semillas que se ha comido.
Al oír esto, el zapatero se puso más que furioso. Había deshecho
el trato por pura amabilidad y ahora el viejo quería que le pagase el importe
de las semillas.
Eso, dijo, no lo haría jamás, aunque le cortasen la cabeza
o lo arrastrasen desnudo por las calles de Tánger. Pero el viejo peregrino se
puso todavía más
furioso, llamó a la guardia e hizo llevar al zapatero a rastras
ante el Pachá.
–Este no es caso para que lo juzgue yo –dijo el Pachá tras
haberle escuchado, sino el Juez Supremo de todos los casos de Pacotilla.
Así pues, la guardia se hizo cargo de los dos litigantes y
los condujo hasta la casa del juez.
El juez los escuchó con mucha atención, y no le quedó
ninguna duda de que hablaban completamente en serio. Luego dictó sentencia.
–Es evidente que el peregrino está en su derecho –le dijo
al zapatero–, así que debes liquidar la deuda que tienes con él por los tres
días que ha dado de
comer a tu canario. Pero hay algo en tu contra –añadió al
tiempo que se volvía hacia el triunfante peregrino–.
Durante tres días este zapatero se ha quedado sin el
canto de su pájaro, y debes resarcirle. Por tanto, te condeno a pasar tres días
dentro de una
jaula en el taller del zapatero y a cantar para él tan
bien como lo hace su pájaro.
Entonces llamó a sus guardias, como si tuviera que
decirles algo importante, dejando al peregrino sin vigilancia.
Y no hace falta decir que, cuando miraron, el peregrino
había desaparecido; y ya nunca volvió a molestar a nadie en Tánger.
RICHARD HUGHES. En
el regazo del Atlas (Adaptación)
PREGUNTAS SOBRE EL TEXTO
1.
Responde.
• ¿Quién compró el canario?
• ¿Cuándo huyó el peregrino?
• ¿Quién dictó sentencia?
• ¿En qué ciudad se sitúa la
historia?
2. Ordena estos hechos tal como sucedieron:
- El zapatero devolvió el dinero
- El peregrino llamó a la guardia.
- El zapatero se negó a pagar.
- El peregrino pidió el importe de las semillas.
- El Pachá no quiso juzgar al zapatero.
- El peregrino reclamó sus monedas.
3) Elige la respuesta correcta:
• ¿Por qué el Pachá
no quiso juzgar el caso del canario?
•a) Porque estaba
ocupado.
•b) Porque era un caso
difícil.
•c) Porque era un caso
intrascendente.
• ¿Qué conclusión
puede extraerse de la lectura «Un negocio ruinoso»?
•a) Que nunca hay que
fiarse de los peregrinos.
•b) Que las
situaciones desagradables pueden resolverse con humor e inteligencia.
•c) Que los jueces
árabes ayudan a escapar a los delincuentes.
4. ¿Qué personaje de la lectura te parece más simpático? ¿Por qué?
5. ¿Qué animal te gustaría tener en tu casa? ¿Por
qué?
6.
Observa.
Deshacer àdeshecho
desechar àdesecho
Completa las siguientes oraciones
con las palabras deshecho o desecho:
• El zapatero había ______________el
trato por amabilidad.
• La fábrica se deshizo de todas
las piezas de_______________ .
7.
Escribe un verbo equivalente a cada expresión.
• dar voces vocear
• dar sombra _____________
• dar coces ________________
• dar paseos________________
• dar golpes _______________
• dar vítores_______________
8. Sustituye los verbos destacados por otros que signifiquen lo mismo.
• liquidar •
litigar • persuadir • resarcir
• El peregrino convenció al
zapatero.
• El peregrino debía compensar al zapatero.
• El
zapatero debía pagar su deuda.
• Las dos
partes dejaron de pleitear.
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