Todas las niñas y niños
de 6ºB tienen que enviarme esta actividad hecha a mi correo electrónico: rafaelcalero@gmail
antes del lunes 25 de mayo.
Lluvia de sombreros
Una mañana, en Milán, el
contable Bianchini iba al banco enviado por su empresa. Era un día precioso con
sol, algo increíble en el mes de noviembre.
El contable Bianchini
estaba contento, y al andar con paso ligero canturreaba para sus adentros.
De repente, se olvidó de
cantar, se olvidó de andar y se quedó allí, con la boca abierta, mirando al
cielo, hasta que un transeúnte se le echó encima y le cantó las cuarenta:
–¡Eh, usted!, ¿es que se
dedica a ir por ahí contemplando las nubes? ¿No puede mirar por dónde anda?
–Pero si no ando, estoy
quieto… Mire.
–¿Mirar qué? Yo no puedo
andar perdiendo el tiempo. ¿Mirar dónde? ¿Eh? ¡Oh! ¡La marimorena!
–¿Lo ve? –preguntó el
contable–. ¿Qué le parece?
–Pero eso son… ¡son
sombreros!
En efecto, del cielo
azul caía una lluvia de sombreros. No un único sombrero, que podía haber sido
arrastrado por el viento. Ni tampoco dos sombreros, que podían haberse caído de
una ventana. Eran cien, mil, diez mil sombreros los que, ondeando, descendían
del cielo. Sombreros de hombre, sombreros de mujer, sombreros con plumas, con
flores, gorras de visera, de piel, boinas, chapelas, gorros de esquiar…
Junto al contable
Bianchini y a aquel otro señor, se pararon a mirar al cielo muchas otras
personas.
–¡Qué maravilla! ¡Parece
imposible! –decían.
–¿Será para anunciar
magdalenas? –preguntaba uno–. ¿O para hacer propaganda del turrón?
–Desde luego, usted no
piensa más que en cosas que llevarse a la boca. Los sombreros no son
comestibles.
–Entonces, ¿son de
verdad sombreros?
–No, ¡si le parece son
timbres de bicicleta!
–Desde luego, parecen
sombreros. Pero ¿serán sombreros para ponerse en la cabeza?
–Perdone, ¿dónde se
coloca usted el sombrero? ¿En la nariz?
Mientras continuaban las
discusiones, los sombreros caían al suelo, sobre los coches… y la gente los
recogía y se los probaba.
–Este es demasiado
ancho.
–Pruébese este, contable
Bianchini.
–Pero ese es de mujer.
–Pues se lo lleva a su
mujer, ¿no? O démelo a mí, que le viene bien a mi abuela.
–Pero también le vale a
la hermana de mi cuñado.
–Este lo he cogido yo.
Había gente que salía
corriendo con tres o cuatro sombreros, uno para cada miembro de su familia. Y
cuantos más recogía la gente, más caían del cielo. El contable Bianchini ya
tenía diecisiete entre los brazos y no se decidía a seguir su camino.
–No todos los días hay
una lluvia de sombreros, hay que aprovechar la ocasión. Uno se aprovisiona para
toda la vida, como a mi edad la cabeza ya no crece…
Y los sombreros llovían
y llovían… Uno cayó justo encima de la cabeza del guardia (que ya no dirigía el
tráfico; total, los sombreros se iban donde querían): era una gorra de general
y todos dijeron que era una buena señal y que pronto ascenderían al guardia.
Unas horas después, en
el aeropuerto de Frankfurt, aterrizaba un gigantesco avión que venía de Italia
y que había dado la vuelta al mundo cargado con toda clase de sombreros para
ser expuestos en la Feria Internacional del Sombrero.
El alcalde de Frankfurt
había ido a recibir la preciosa carga. Una banda municipal entonó el himno ¡Oh,
tú, sombrero protector de las cabezas de valor! Como es natural, el
himno se interrumpió cuando se descubrió que los únicos sombreros que quedaban
en el avión eran los del comandante y los de los otros miembros de la
tripulación.
Por supuesto, la Feria
Internacional tuvo que postergarse sin fecha establecida. ¡Ah! Y el piloto que
había dejado caer los sombreros sobre Milán por error fue severamente amonestado
y condenado a volar sin gorra durante los siguientes seis meses.
Gianni RodaRi
Cuentos para jugar. Loqueleo (adaptación)
TEST DE COMPRENSIÓN
Elige la respuesta
correcta:
1. ¿Dónde transcurre la
acción del texto?
a) En Italia y en
Alemania.
b) En Italia y en
Francia.
c) En Francia y en
Alemania.
2. ¿Cuándo se desarrolla
la acción?
a) Una soleada mañana de
invierno.
b) Un precioso día
otoñal.
c) Después de la Feria
Internacional del Sombrero.
3. ¿Cuáles de estas
palabras podrían aparecer también en el texto?
a) Tupé, flequillo y
moño.
b) Chistera, pamela y
bombín.
c) Chilaba, chaleco y
chaqueta.
4. ¿Qué provocó la
lluvia de sombreros?
a) Un anuncio de
magdalenas y turrones.
b) La campaña
publicitaria de una marca de sombreros.
c) Un despiste del
piloto de un vuelo.
5. ¿Cuál de los
siguientes personajes es más importante en el desarrollo de la acción?
a) El comandante del
vuelo.
b) El contable
Bianchini.
c) El guardia de
tráfico.
6. El texto que has
leído es...
a) Un cuento de misterio.
b) Una noticia sobre un
hecho real.
c) Un cuento
humorístico.
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