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Hipómenes y Atalanta
Cuenta una antigua historia que hace mucho,
mucho tiempo, vivió una mujer extraordinariamente veloz llamada Atalanta.
Desde niña, a Atalanta le gustaba corretear
por caminos y senderos o entre los árboles del bosque, persiguiendo a los
animales. A fuerza de practicar aquel divertido juego, se convirtió en una
corredora extraordinaria, que tenía la elegante suavidad de una gacela y que
era tan rauda como el viento.
Pasados los años, la belleza de Atalanta
atrajo a numerosos jóvenes, que intentaron conquistar el corazón de la
muchacha. Pero ella no sentía el más mínimo interés por ninguno.
La joven llegó a estar tan harta de aquellos
molestos pretendientes, que, para librarse de ellos, decidió proponerles
una prueba en la que estaba segura de salir victoriosa:
–Solo me casaré con quien consiga vencerme en
una carrera.
Ahora bien, debéis tener en cuenta que aquel
que pierda recibirá un terrible castigo.
Y tan segura estaba ella de su victoria que
hasta ofrecía a sus rivales una pequeña ventaja: la de la longitud de su lanza.
Algunos muchachos se atrevieron a intentarlo, pero ninguno consiguió derrotar a
la veloz Atalanta.
Un buen día se presentó ante Atalanta un
joven llamado Hipómenes y, como tantos otros, expresó a la muchacha su deseo de
casarse con ella.
–¿Acaso no sabes que tendrás que vencerme en
una carrera? –le preguntó Atalanta con aire de superioridad.
–Sí, lo sé y acepto tus condiciones –contestó
Hipómenes muy tranquilo–. Pero no olvides que, si eres tú la derrotada, tendrás
que casarte conmigo.
–Está bien –dijo Atalanta fríamente–. Ahora,
colócate delante de mí, donde llega el extremo de mi lanza. Desde ahí empezarás
a correr.
–¡Oh, gracias! Pero no hace falta. No quiero
partir con ventaja.
–¡Soy yo quien pone las normas! A ti solo te
corresponde acatarlas sin rechistar –dijo la joven en tono autoritario.
Hipómenes apretó los labios con rabia y
obedeció a la muchacha.
Luego, comenzó la carrera.
En tan solo unas décimas de segundo, Atalanta
alcanzó a Hipómenes y se colocó por delante de él.
«Ahora es el momento…», pensó el joven.
Entonces introdujo su mano en una bolsita que
llevaba oculta, sacó una manzana dorada y la dejó caer junto a los pies de la
muchacha.
–¡Oh! ¿Qué es esto? –se preguntó Atalanta
sorprendida–. ¡Una manzana de oro!
Muy segura de poder recuperar el tiempo que
iba a perder, la joven se agachó, cogió la manzana y se quedó examinándola unos
instantes.
–¡Estupendo! –dijo Hipómenes mientras miraba
de reojo a Atalanta, que iba unos metros por detrás de él.
Pero la rapidez de la muchacha le permitió
volver a alcanzar sin problemas a su adversario.
Así que Hipómenes sacó de la bolsa una
segunda manzana dorada y la dejó caer de nuevo al lado de Atalanta. También
esta vez, ella se agachó a recogerla y de nuevo perdió terreno. Hipómenes, ya
muy cansado, corrió cuanto pudo, pero Atalanta volvió a alcanzarlo.
Cuando los jóvenes estaban a escasos metros
de la meta, Hipómenes sacó su última manzana de oro y la dejó caer. Atalanta dudó
un instante, pero, segura de sí misma, decidió agacharse para cogerla.
Entonces, Hipómenes hizo un último esfuerzo y consiguió llegar el primero a la
meta. ¡Lo había logrado!
Aunque abatida por la derrota,
Atalanta tuvo unas palabras de reconocimiento hacia su contrincante:
–Nadie me había derrotado hasta ahora. Te
felicito.
–Te ha vencido tu excesiva seguridad en el
triunfo –le dijo Hipómenes cuando recuperó el aliento–. Te confiaste
demasiado.
Tiempo después, tal y como había prometido,
Atalanta se casó con el muchacho que había conseguido derrotarla. Y según
cuentan las antiguas historias, Afrodita, la diosa del amor, veló por la felicidad
de la pareja durante muchos años.
1. Di lo mismo sin usar las palabras destacadas.
● Numerosos jóvenes intentaron conquistar el corazón de la muchacha.
● Atalanta les puso una prueba en la que estaba
segura de salir victoriosa.
2. Contesta sobre Atalanta.
● ¿Qué cualidad tenía?
● ¿Cómo había desarrollado esa cualidad?
3. ¿Qué otro personaje aparece en el relato?
¿Qué quería?
4. Recuerda la prueba que Atalanta proponía a sus pretendientes y completa.
● Si vencían a Atalanta en la carrera …
● Si eran derrotados …
5. ¿Cómo empezaron la carrera Atalanta e Hipómenes? Copia y explica por qué.
● Hipómenes se situó detrás de Atalanta.
● Hipómenes se puso al lado de Atalanta.
● Hipómenes se colocó delante de Atalanta.
6. Contesta.
● ¿Quién llevaba las manzanas? ¿Para qué?
● ¿Dónde las llevaba?
Las acciones
7. ¿Qué hacía Hipómenes durante la carrera cada vez que Atalanta lo
adelantaba? ¿Qué hacía Atalanta entonces?
Las causas
8. Contesta
● ¿Por qué Atalanta habló a Hipómenes con aire
de superiodad?
● ¿Por qué Hipómenes sintió rabia?
9. Explica con tus palabras lo que quiso decir Hipómenes. Luego, contesta.
¿Estás de acuerdo con él?
Tu opinión
10. Comenta con tus compañeros.
● ¿Qué te parece lo que hizo Hipómenes?
¿Crees que merecía ganar?
● ¿Qué te parece la forma de ser de Atalanta?
Repasamos lo que sabemos
1) Copia los
demostrativos y escribe el género, el número y la distancia que expresan.
• Estas tazas estaban
en aquella mesa.
• Estos días hace
mejor tiempo.
• Aquel dibujo tan alegre es mío.
• Entre todos los zapatos eligió esos.
2
2) Subraya los
posesivos de estas oraciones:
• La caja suya se
rompió al caerse.
• El lápiz es mío.
• Tu sonrisa es
preciosa.
• La vuestra es la
mejor solución.
3
3) Copia los
numerales de estas oraciones y escribe de qué tipo son.
• Vinieron a la fiesta
cuatro primas de Juan.
• César es el quinto
de los hermanos.
• Me he comido solo
dos bombones.
5
4) Completa con
indefinidos.
• El vaso tiene _________
agua.
• Yo he ido allí _________
veces.
• Él ha tomado
___________ pasteles.
• Tengo ________ libros
de esa colección.
6
5) Rodea los
numerales e indefinidos de estas.
• Un día cualquiera
vendrá.
• Todos son míos.
• Estuvo dos horas hablando.
• Se vende el piso tercero.
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