Amelia Earhart
El nombre de la estadounidense Amelia Earhart
ocupa un lugar destacado en la historia de la aviación. Y es que ella fue la
primera mujer que cruzó el Atlántico volando en solitario. Su hazaña tuvo lugar
en 1932, cuando los aparatos aéreos tenían todo tipo de limitaciones técnicas y
en un momento en el que el mundo de los
aviones era un coto casi exclusivamente masculino.
Desde niña, Amelia Earhart dio muestras de su
espíritu intrépido. Durante el invierno se divertía deslizándose en trineo a
gran velocidad por las pendientes nevadas del estado de Kansas, donde vivía. En
verano, una de sus aficiones favoritas era subir a las ramas de los árboles y contemplar
el mundo desde lo alto.
La primera vez que Amelia Earhart vio un
avión tenía diez años. Fue en una feria del estado de Iowa, adonde se había
mudado con sus padres. En aquel momento, la niña no mostró interés alguno por
aquel «amasijo de cables oxidados y madera». Tendría que pasar aún cierto tiempo
hasta que montara en un avión y descubriera el placer de elevarse sobre el
suelo. Luego vinieron las clases de vuelo, la obtención de la licencia de
piloto, los reconocimientos públicos…
En junio de 1928 la joven aviadora subió a
bordo del Friendship y realizó un
vuelo transatlántico desde la costa este de Estados Unidos hasta Gales, en
Europa. Así se convirtió en la primera mujer que cruzaba el océano en un avión,
aunque todavía en calidad de pasajera. Ni ella ni ninguna mujer de la época
estaban preparadas para pilotar un avión como el que requería semejante
empresa. Así que dos hombres dirigieron al aparato y la joven se limitó a
realizar tareas secundarias. A pesar de todo, aquel vuelo la catapultó a la
fama y la muchacha se convirtió en una celebridad. Los periodistas y el público
la encumbraron por su hazaña y el propio presidente de los Estados Unidos,
Calvin Coolidge, le envió un telegrama felicitándola.
La sagaz Amelia advirtió que las razones de
su repentino renombre estribaban en su condición de mujer y no en sus
cualidades como aviadora. Así que se puso manos a la obra para merecer aquella
fama que, en su opinión, le habían regalado injustamente.
Ese designio comenzó a cumplirse el 20 de
mayo de 1932, cuando partió de Estados Unidos con intención de cruzar de nuevo
el Atlántico volando, esta vez completamente sola. Desde que lo lograra Charles
Lindbergh cinco años atrás, nadie había conseguido repetir la gesta. Amelia
Earhart se disponía a intentarlo. Como equipaje llevaba algo de sopa y una lata
de zumo de tomate. La travesía no resultó fácil: soplaron fuertes vientos y
surgieron algunos problemas técnicos. Por fin, trece horas y media después de
despegar, el avión aterrizaba en un campo, en Irlanda del Norte. La joven bajó
del avión, algo aturdida, y vio a un hombre que se acercaba.
–¿Dónde estoy? –le preguntó.
–En los pastos de Gallegher –respondió él,
que había contemplado el aterrizaje y estaba atónito–. ¿Viene usted de muy
lejos?
–Podríamos decir que sí: de los Estados
Unidos de América.
Amelia Earhart había culminado su hazaña: era
la primera mujer que sobrevolaba el Atlántico en solitario y lo había hecho en
menos tiempo que Lindbergh.
Tras esta proeza, la aviadora se propuso aún
otros retos. Algunos cumplidos, como el proyecto de cruzar el Pacífico; otros,
frustrados, como su sueño de dar la vuelta al mundo pilotando un avión. El 2 de
julio de 1937, cuando llevaba casi un mes de vuelo y había recorrido miles de
kilómetros en compañía de su copiloto, Frederick Noonan, se perdió todo
contacto con el aparato. Nunca más se supo de ellos y, tras una intensa
búsqueda, se dieron oficialmente por desaparecidos.
Amelia Earhart se había desvanecido en el
curso de uno de los muchos sueños que tejieron su vida. Una vida guiada por la
convicción de que cualquier aventura es posible si tenemos el valor de
emprenderla. Así lo había manifestado ella misma en cierta ocasión:
El
deseo de sobrevolar el Atlántico sola no era algo nuevo para mí. Antes ya había
afrontado otros atlánticos. Todo el mundo tiene su propio atlántico que
conquistar. Cualquier cosa que queramos hacer de verdad, contra la opinión de
los vecinos y el llamado «sentido común», es un atlántico… Sobrevolé el
Atlántico porque deseaba hacer algo y disfrutar haciéndolo, concentrar en ello
todas mis energías; eso no es solo la mejor garantía de
éxito, sino también ser fiel a uno mismo.
TEST DE COMPRENSIÓN
1. ¿De dónde
es Amelia Earhart?
a) De los Emiratos Árabes Unidos.
b) De los Estados Unidos de América.
c) De los Estados Unidos Mexicanos.
2. ¿En qué época vivió Amelia Earhart?
a) A principios del siglo XIX.
b) A principios del siglo XX.
c) A principios del siglo XXI.
3. ¿Cuál fue la gran hazaña de la protagonista
del texto?
a) Dar la vuelta al mundo pilotando un avión
en solitario.
b) Ser la primera mujer en cruzar el océano
Pacífico volando
en solitario.
c) Ser la primera mujer en cruzar el océano
Atlántico volando
en solitario.
4. ¿Qué significaba para Amelia la palabra atlántico?
a) Uno de los grandes océanos.
b) Un reto imposible de conseguir.
c) Algo que deseamos hacer a pesar de que
parezca una locura.
5. ¿Qué se pretende en el texto?
a) Dar a conocer a una mujer famosa por haber
realizado una importante hazaña.
b) Despertar en los lectores el gusto por el
mundo de la aviación.
c) Hacernos ver cómo ha cambiado el mundo de
la aviación.
6) Copia la
afirmación verdadera y corrige las falsas.
• La primera vez que
Amelia vio un avión fue en Gales.
• El avión en el que
viajó en solitario se llamaba Friendship.
• A bordo del Friendship viajaban tres personas.
• Amelia no llevaba
alimentos en sus viajes.
7) Lee la siguiente
afirmación del texto y explica a qué crees que se debía ese hecho.
Ni ella ni ninguna mujer de la época estaban
preparadas para pilotar un avión como el que requería semejante empresa:
realizar un vuelo transatlántico.
Explica también si te
parece que esa situaciónha cambiado hoy.
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