martes, 31 de marzo de 2020

Actividades de lengua para 6ºB para el día 1 de abril


Amelia Earhart
El nombre de la estadounidense Amelia Earhart ocupa un lugar destacado en la historia de la aviación. Y es que ella fue la primera mujer que cruzó el Atlántico volando en solitario. Su hazaña tuvo lugar en 1932, cuando los aparatos aéreos tenían todo tipo de limitaciones técnicas y en un momento en el que el  mundo de los aviones era un coto casi exclusivamente masculino.
Desde niña, Amelia Earhart dio muestras de su espíritu intrépido. Durante el invierno se divertía deslizándose en trineo a gran velocidad por las pendientes nevadas del estado de Kansas, donde vivía. En verano, una de sus aficiones favoritas era subir a las ramas de los árboles y contemplar el mundo desde lo alto.
La primera vez que Amelia Earhart vio un avión tenía diez años. Fue en una feria del estado de Iowa, adonde se había mudado con sus padres. En aquel momento, la niña no mostró interés alguno por aquel «amasijo de cables oxidados y madera». Tendría que pasar aún cierto tiempo hasta que montara en un avión y descubriera el placer de elevarse sobre el suelo. Luego vinieron las clases de vuelo, la obtención de la licencia de piloto, los reconocimientos públicos…
En junio de 1928 la joven aviadora subió a bordo del Friendship y realizó un vuelo transatlántico desde la costa este de Estados Unidos hasta Gales, en Europa. Así se convirtió en la primera mujer que cruzaba el océano en un avión, aunque todavía en calidad de pasajera. Ni ella ni ninguna mujer de la época estaban preparadas para pilotar un avión como el que requería semejante empresa. Así que dos hombres dirigieron al aparato y la joven se limitó a realizar tareas secundarias. A pesar de todo, aquel vuelo la catapultó a la fama y la muchacha se convirtió en una celebridad. Los periodistas y el público la encumbraron por su hazaña y el propio presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, le envió un telegrama felicitándola.
La sagaz Amelia advirtió que las razones de su repentino renombre estribaban en su condición de mujer y no en sus cualidades como aviadora. Así que se puso manos a la obra para merecer aquella fama que, en su opinión, le habían regalado injustamente.
Ese designio comenzó a cumplirse el 20 de mayo de 1932, cuando partió de Estados Unidos con intención de cruzar de nuevo el Atlántico volando, esta vez completamente sola. Desde que lo lograra Charles Lindbergh cinco años atrás, nadie había conseguido repetir la gesta. Amelia Earhart se disponía a intentarlo. Como equipaje llevaba algo de sopa y una lata de zumo de tomate. La travesía no resultó fácil: soplaron fuertes vientos y surgieron algunos problemas técnicos. Por fin, trece horas y media después de despegar, el avión aterrizaba en un campo, en Irlanda del Norte. La joven bajó del avión, algo aturdida, y vio a un hombre que se acercaba.
–¿Dónde estoy? –le preguntó.
–En los pastos de Gallegher –respondió él, que había contemplado el aterrizaje y estaba atónito–. ¿Viene usted de muy lejos?
–Podríamos decir que sí: de los Estados Unidos de América.
Amelia Earhart había culminado su hazaña: era la primera mujer que sobrevolaba el Atlántico en solitario y lo había hecho en menos tiempo que Lindbergh.
Tras esta proeza, la aviadora se propuso aún otros retos. Algunos cumplidos, como el proyecto de cruzar el Pacífico; otros, frustrados, como su sueño de dar la vuelta al mundo pilotando un avión. El 2 de julio de 1937, cuando llevaba casi un mes de vuelo y había recorrido miles de kilómetros en compañía de su copiloto, Frederick Noonan, se perdió todo contacto con el aparato. Nunca más se supo de ellos y, tras una intensa búsqueda, se dieron oficialmente por desaparecidos.
Amelia Earhart se había desvanecido en el curso de uno de los muchos sueños que tejieron su vida. Una vida guiada por la convicción de que cualquier aventura es posible si tenemos el valor de emprenderla. Así lo había manifestado ella misma en cierta ocasión:

El deseo de sobrevolar el Atlántico sola no era algo nuevo para mí. Antes ya había afrontado otros atlánticos. Todo el mundo tiene su propio atlántico que conquistar. Cualquier cosa que queramos hacer de verdad, contra la opinión de los vecinos y el llamado «sentido común», es un atlántico… Sobrevolé el Atlántico porque deseaba hacer algo y disfrutar haciéndolo, concentrar en ello todas mis energías; eso no es solo la mejor garantía de éxito, sino también ser fiel a uno mismo.

TEST DE COMPRENSIÓN
1. ¿De dónde es Amelia Earhart?
a) De los Emiratos Árabes Unidos.
b) De los Estados Unidos de América.
c) De los Estados Unidos Mexicanos.
2. ¿En qué época vivió Amelia Earhart?
a) A principios del siglo XIX.
b) A principios del siglo XX.
c) A principios del siglo XXI.
3. ¿Cuál fue la gran hazaña de la protagonista del texto?
a) Dar la vuelta al mundo pilotando un avión en solitario.
b) Ser la primera mujer en cruzar el océano Pacífico volando
en solitario.
c) Ser la primera mujer en cruzar el océano Atlántico volando
en solitario.
4. ¿Qué significaba para Amelia la palabra atlántico?
a) Uno de los grandes océanos.
b) Un reto imposible de conseguir.
c) Algo que deseamos hacer a pesar de que parezca una locura.
5. ¿Qué se pretende en el texto?
a) Dar a conocer a una mujer famosa por haber realizado una importante hazaña.
b) Despertar en los lectores el gusto por el mundo de la aviación.
c) Hacernos ver cómo ha cambiado el mundo de la aviación.

6) Copia la afirmación verdadera y corrige las falsas.
• La primera vez que Amelia vio un avión fue en Gales.
• El avión en el que viajó en solitario se llamaba Friendship.
• A bordo del Friendship viajaban tres personas.
• Amelia no llevaba alimentos en sus viajes.

7) Lee la siguiente afirmación del texto y explica a qué crees que se debía ese hecho.

Ni ella ni ninguna mujer de la época estaban preparadas para pilotar un avión como el que requería semejante empresa: realizar un vuelo transatlántico.

Explica también si te parece que esa situaciónha cambiado hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario